Eduardo Camavinga es el chico de moda en el Real Madrid en las últimas semanas. Si bien es cierto que el francés cayó de pie en el club blanco desde el primer día, cuando marcó en su debut ante el Celta de Vigo, en los últimos partidos se está convirtiendo en un imprescindible para Carlo Ancelotti, que puede utilizar al galo en tres posiciones. Sin duda, una bendición para cualquier entrenador.
Camavinga es mediocentro. Por delante de los centrales y por detrás de los interiores es donde más cómodo se siente. Cuando Ancelotti le ha puesto en esa posición, la suya, es donde mejor ha rendido gracias a su calidad con la pelota en los pies y su poderoso físico. Pero Eduardo es mucho más que eso y se está descubriendo como un jugador polivalente que puede jugar y bien en diferentes zonas.
Ancelotti también tiene claro que Camavinga puede jugar de interior. No brilla tanto como en una posición un poco más retrasada, pero se defiende a la perfección, especialmente con el paso de los minutos, cuando el físico de los rivales empieza a bajar y él comienza a ser dominante.
Pero lo que todavía no había visto el madridismo, que sí Francia, es que Camavinga puede ser un lateral izquierdo de emergencia más que correcto. Lo hizo y muy bien ante el Atlético de Madrid en el encuentro de Copa del Rey. Mendy se lesionó y Ancelotti le desplazó a la banda zurda, donde defensivamente mostró alguna carencia lógica, pero ofensivamente dio un auténtico recital. Frente a la Real Sociedad tiene muchas opciones de repetir.
¿Y en el futuro?
Y de cara al futuro, cuando vuelva Tchouaméni de lesión, Ancelotti no puede dejar de contar con Camavinga. Por ello, la opción de formar con un doble pivote en algunos partidos empieza a ser una posibilidad. Un esquema nuevo que dotaría a la medular madridista de físico y calidad. Ambos son el futuro y la idea del italiano es que en la transición que está llevando a cabo el centro del campo encuentren su sitio.
